En 1971, Díaz conoció por primera vez la floreciente cultura del graffiti gracias a su primo mayor, Gilberto «SIETE» Díaz, cuando el artista tenía sólo 12 años. Su primo vivía en Washington Heights, que era un lugar de producción de graffiti en ese momento, y le enseñó a Díaz sobre el estilo tradicional de escribir graffiti: combinar un apodo con un número.
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